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Hace
unos 2.500 años, el rey Nabucodonosor gobernaba en Babilonia. Se casó con una
hermosa princesa de otro país y la llevó a su capital. Pero la nueva reina
sentía nostalgia de las montañas y jardines de su patria. El rey, deseoso de
alegrarla, reunió a sus arquitectos y artesanos y les dijo “Hacedme los
jardines más maravillosos del mundo·.
Empezó
el trabajo. Los hombres del rey construyeron altos muros con terrazas y
plantaron flores y árboles frutales en ellas. Después, hicieron bellas fuentes
que centelleaban contra las hojas verdes. Los jardines tenían la altura de un
edificio de treinta y cinco plantas.
Fue
un trabajo duro, pues no disponían de maquinaria. Los hombres tenían que
acarrear piedras y rocas enormes para construir los muros y terrazas, así como
sacar agua del río para que manaran las fuentes y se mantuvieran verdes los
jardines.
No
sabemos lo que hay de cierto en esta historia. Pero nos consta, por antiguos
documentos, que los Jardines Colgantes de Babilonia sí que existieron.
Buen blog.Un saludo
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