Fuente Imagen | psicomaster.es |
El miedo a la separación es el primero y más básico de los miedos; incluso se da en otras especies animales. Tiene una función de adaptación, hay que tener a los cuidadores al lado asegura la supervivencia hasta que se desarrollen las habilidades necesarias para sobrevivir por uno mismo. Pero si este miedo se mantiene en el tiempo y es desproporcionado en relación con el nivel de desarrollo, deja de ser útil y puede llegar a convertirse en el trastorno de ansiedad por separación. Suele ser más frecuente en las niñas y aparece sobre los nueve años.
Para saber si estamos ante este problema, deben darse al menos tres de las siguientes circunstancias:
Preocupación persistente por perder a las personas con las que el niño se halla vinculado o por que éstas sufran daño.
- Malestar repetido cuando existe o se anticipa una separación del hogar o las figuras importantes (padres, cuidadores).
- Preocupación persistente por si se produce en acontecimiento que le separe de las figuras con las que se mantiene más vínculos (por ejemplo, un secuestro).
- Resistencia o negativas repetidas a ir al colegio o a cualquier otro lugar que implique separación.
- Resistencia o negativa persistente a irse a dormir sin una persona significativa cerca.
- Pesadillas repetidas con contenido de separaciones.
- Preocupaciones excesivas por parte de los niños.
- Sobreprotección de los padres.
- Problemas psicológicos en los padres.
- Quejas repetidas de síntomas físicos al ocurrir o anticipar la separación.
- Estructura familiar cerrada, que dificulta la autonomía y las relaciones del niño.
- Inhibición conductual (incapacidad para reaccionar) y reacciones fisiológicas elevadas (sudoración, taquicardia).
FUENTE | El manual de Supernnany (2007) Extracto
Un gran artículo, Óscar. Buena semana!!!!!
ResponderEliminar