martes, 3 de julio de 2012

ARTÍCULO | La enuresis


La enuresis o incontinencia urinaria se considera un problema cuando el niño ha alcanzado la edad madurativa deseable para su control y continúa haciéndose pis encima.

Según el DSM-IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, para el diagnóstico de la enuresis deben cumplirse los siguientes requisitos:

  1. Emisión repetida de orina en la cama o en al ropa, y a sea de forma involuntaria o intencionada. 
  2. El comportamiento es clínicamente significativo -se manifiesta con una frecuencia de dos episodios semanales durante, por lo menos, tres meses consecutivos- o es causa de deterioro social, ocupacional, etcétera. 
  3. La edad del niño es de, al menos, cinco años. 
  4. La emisión de orina no se debe al efecto fisiológico directo de una sustancia -por ejemplo, un diurético- ni a una enfermedad médica -como la diabetes, la espina bífida o las infecciones urinarias-.

La enuresis es quizá uno de los problemas más habituales en la infancia: se estima que cerca del 20% de los niños de más de cinco años moja su cama por las noches. Se suele diferenciar entre enuresis diurna y nocturna, y esta última es la más frecuente: supone cerca del 80% de los casos. Se da más en niños que en niñas; en general, las niñas tienden a adquirir el control vesical antes que los niños.

También podemos diferenciar entre enuresis primaria o secundaria. La primaria se refiere a los casos en que no ha existido nunca control de los esfínteres de la vejiga, mientras que la secundaria es aquella que aparece tras un periodo en el que sí ha habido un control total.

Muchos son los factores que pueden desencadenar la enuresis, y a menudo no se debe a uno en concreto, sino a la suma de laguna de estas causas:

  • Antecedentes familiares. Si uno de los padres sufrió enuresis nocturna en su infancia o tardó más de lo habitual en controlar sus esfínteres, el niño tendrá un 45% de posibilidades más de mojar la cama. 
  • Disminución de la capacidad de la vejiga. Un recién nacido orina de 12 a 16 veces al día, mientras que un adulto lo hace en 4 o 5 ocasiones; es decir, que la capacidad de la vejiga de un recién nacido es muchísimo menor que la de un adulto: de 30-60 mililitros a 300-500 mililitros, respectivamente. 
  • Retraso madurativo. La maduración es diferente en cada niño, de modo que es probable que el pequeño con enuresis tenga un retraso en comparación con sus compañeros. 
  • Producción de orina aumentada por la noche, debido a la ingesta de líquidos antes de acostarse. 
  • Trastorno del despertar. Hay casos de niños con un sueño tan profundo que les cuesta ser conscientes de que su vejiga está llena y despertarse por la noche para orinar. 
  • Enfermedades, como infecciones urinarias o diabetes. 
  • Situaciones estresantes: cambio de colegio, nacimiento de un hermano, separación de los padres, etc. Por lo general, las circunstancias de tensión son las responsables de la mayoría de las enuresis secundarias. 
  • Factores relacionados con el aprendizaje. El niño no ha adquirido la respuesta de contraer el esfínter y despertar ante el estímulo de la vejiga llena. También puede ser que no se hayan dado las condiciones ambientales necesarias para que el aprendizaje tenga lugar y que se hayan adquirido hábitos inadecuados para el vaciado de la orina. 
FUENTE | El manual de Supernanny, Ed: El Pais, 2007

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