Los bosques fríos circundan la mitad septentrional del
planeta como un cinturón. Aunque cubren una gran superficie, es reducido el
número de especies que pueden crecer en ellos.
Estos enormes bosques nórdicos son el hogar de las
coníferas productoras de piñas, como los abetos, píceas y pinos. Tienen
capacidad para vivir en un clima muy frío. Sus hojas en forma de aguja son muy
resistentes. El viento sopla entre ellas sin sacudir demasiado el árbol. La
forma cónica de sus copas hace que la nieve resbale con facilidad.
No hay muchas plantas pequeñas capaces de crecer
debajo de las coníferas. El suelo es demasiado pobre y está muy oscuro. En las
regiones más frías del planeta, incluso los árboles de hoja perenne tienen
dificultades para sobrevivir.
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