| Fuente Imagen | Banco de Imágenes INTEF |
Las propuestas ofrecen ideas para que cada cual las traslade a su realidad cotidiana y las haga suyas desde su estilo y el de su alumnado y suponen una forma de entender el proceso de enseñanza y aprendizaje alejado del posicionamiento transmisivo tradicional para contribuir a crear un clima cordial y acogedor que favorezca las habilidades relacionales y necesarias y un clima de convivencia en el aula para favorecer el aprendizaje de todos y todas sin excepción.
Las condiciones ambientales del aula permiten crear unas relaciones personales acogedoras y un clima favorecedor de trabajo necesarios para el mejor aprendizaje. Para construir un clima de clase adecuado, Juan Vaello propone una serie de medidas que pueden contribuir a favorecerlo:
- Es necesario establecer límites en la primera semana del curso y mantenerlos a lo largo del curso. Disponer de normas efectivas de convivencia que regulen los comportamientos más frecuentes.
- Mantener una relación de confianza con el alumnado. Entrenarles en relaciones de colaboración y respeto.
- Conocer los roles del alumnado y propiciar que contribuyan a la convivencia y no la perturben, reconduciendo su actitud cuando sea necesario.
Establecer con el grupo clase qué conductas son aceptables y cuáles npo en las primeras semanas porque, si no es asi, las normas las acaban imponiendo los líderes negativos quienes inician conductas de tanteo e incumpliendo normas desde el principio de curso. Aunque a lo largo del curso, las normas tienden a relajarse ligeramente, conviene esforzarse en mantenerlas. A pesar de que cada profesor tiene su estilo, las normas no deben ser ambiguas para nadie, sino claras, realistas, aceptables y funcionales.
Esto nos obliga a consensuarlas para toda la comunidad educativa y especialmente para el claustro.
Las normas de clase
En todos los centros existe un ROF (Reglamento de Organización y Funcionamiento) en vigor. Debemos analizar cuál es la realidad del mismo, consensuar cómo nos gustaría que funcionara el centro, qué normas están funcionando y qué no y analizar las causas. También analizar las normas no escritas instaladas como rutinas y qué, en muchos casos, condicional grandemente el funcionamiento del centro y de las aulas.
En la primera quincena de septiembre el claustro puede abordarlo y realizar una primera propuesta genérica de trabajo, que cada tutoría concretará en el aula durante la primera quincena. Esta será abordada de nuevo con posterioridad por el claustro en octubre para su aprobación e inclusión en el Plan de Convivencia y PAC.
- Elaborar normas explícitas en las aulas: normas efectivas que regulen los comportamientos más frecuentes. Redactadas por escrito (pocas, claras, redactadas en positivo, cumplidas- no admitir incumplimiento, flexibles, no fijar las que no se puedan hacer cumplir).
- Desvelar las normas implícitas: establecidas por rutinas, que marcan en gran medida el funcionamiento del aula y que, en gran medida, conforman su clima para hacerlas explícitas, si son adecuadas, o eliminarlas si no lo son.
- Velar porque no exista contradicción entre unas y otras: ya que si es así, éstas se resuelven siempre a favor de las implícitas. Si tenemos como norma establecida la puntualidad pero se consiente reiteradamente su incumplimiento, se terminará imponiendo la conducta contraria a la deseable.
- La efectividad de la norma depende de las consecuencias de su incumplimiento y de su cumplimiento.
- Conviene aplicar, de vez en cuando, estímulos positivos ante el cumplimiento de las normas para consolidarlas.
Sugerencias de normas básicas
Asistir a clase puntualmente, con el material y trabajar sin molestar a los demás
- Consecuencias de su incumplimiento…
- Consecuencias de su incumplimiento reiterado…
- Consecuencias de su incumplimiento…
- Consecuencias de su incumplimiento reiterado…
- Consecuencias para su cumplimiento…
- Consecuencias de incumplimiento…
- Explicación de las razones de dotarnos de normas.
- Mediante lluvia de ideas o trabajo en grupo que establezca la norma que regule la rutina positiva, su incumplimiento y su reiteración.
- Aceptación en asamblea del grupo de la norma propuesta y el sistema de sanciones ante su no cumplimiento.


















Partimos el palito de helado en tres secciones, la más larga debe ser de unos 9 centímetros. Hacemos lo mismo con otro palito para obtener dos piezas iguales.
Cuando tengamos las dos piezas, cortamos otra sección de unos 3 centímetros cada una. En total debemos tener 3 piezas: una de 3 cm. y dos de 9 cm.
Tomamos tres palitos de helado y los ponemos en la disposición que muestra la imagen siguiente. El palito del centro debe sobresalir por arriba mientras que los de los laterales quedarán levemente inclinados hacia el centro. Pegamos una de las tiras de 9 centímetros en la parte superior, tal y como se muestra.
Colocamos otro palito de helado entero en la parte inferior.
Pegamos la pieza de 3 centímetros tal y como se muestra en la imagen, de forma vertical y sobre el canto. De tal forma que quede perpendicular a la pieza de 9 centímetros.
Tomamos otro palito de helado y le seccionamos la parte superior. Este palito será para hacer la terecera pata que sirve de soporte.
Una vez seco damos la vuelta y pegamos la otra pieza de 9 Cm. y otro palito de helado para reforzar el caballete.
Cortamos un trozo de palito de unos 6 centímetros y un trozo de cartulina de la misma medida. Lo doblamos en forma de bisagra. Esto nos permitirá abrir y cerrar el caballete.
Pegamos la bisagra al trozo de palito, luego el palito de apoyo en forma de T y este a su vez en la parte trasera del caballete, con lo que finalizaremos la manualidad.






























