lunes, 15 de diciembre de 2014

ARTÍCULO | La ansiedad por separación

Fuente Imagen | psicomaster.es
En el desarrollo del niño hay momentos de ansiedad o miedo a la separación de las personas a las que se encuentra vinculado emocionalmente. Podemos considerar que se trata de una ansiedad totalmente normal en el desarrollo infantil hasta, aproximadamente, los seis años.

El miedo a la separación es el primero y más básico de los miedos; incluso se da en otras especies animales. Tiene una función de adaptación, hay que tener a los cuidadores al lado asegura la supervivencia hasta que se desarrollen las habilidades necesarias para sobrevivir por uno mismo. Pero si este miedo se mantiene en el tiempo  y es desproporcionado en relación con el nivel de desarrollo, deja de ser útil y puede llegar a convertirse en el trastorno de ansiedad por separación. Suele ser más frecuente en las niñas y aparece sobre los nueve años.

Para saber si estamos ante este problema, deben darse al menos tres de las siguientes circunstancias:

Preocupación persistente por perder a las personas con las que el niño se halla vinculado o por que éstas sufran daño.
  • Malestar repetido cuando existe o se anticipa una separación del hogar o las figuras importantes (padres, cuidadores). 
  • Preocupación persistente por si se produce en acontecimiento que le separe de las figuras con las que se mantiene más vínculos (por ejemplo, un secuestro).
  • Resistencia o negativas repetidas a ir al colegio o a cualquier otro lugar que implique separación.
  • Resistencia o negativa persistente a irse a dormir sin una persona significativa cerca.
  • Pesadillas repetidas con contenido de separaciones.
  • Preocupaciones excesivas por parte de los niños. 
Algunos factores que pueden hacer que aparezca la ansiedad por separación son.

  • Sobreprotección de los padres. 
  • Problemas psicológicos en los padres. 
  • Quejas repetidas de síntomas físicos al ocurrir o anticipar la separación.
  • Estructura familiar cerrada, que dificulta la autonomía y las relaciones del niño. 
  • Inhibición conductual (incapacidad para reaccionar) y reacciones fisiológicas elevadas (sudoración, taquicardia). 
El trastorno puede prolongarse o incluso empeorar si no se fomenta la autonomía del niño y se permite que evite las separaciones y obtenga beneficios con su actitud.

FUENTE | El manual de Supernnany (2007) Extracto

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