“Nina y Antón” plasma un momento cotidiano entre una niña
y su gato, que mantienen un tierno diálogo: las palabras de ella
se entretejen con los pensamientos de él, hasta el punto de que
parecen entenderse. La convergencia entre el relato sencillo
y descriptivo de Antonio Ventura y las ilustraciones minimalistas
de Alejandra Estrada alcanza su plenitud con la identificación
cromática entre la voz y la figura de cada protagonista.
Un tercer personaje es el libro que Nina le lee a Antón;
se trata del clásico “Ernesto y Celestina” de Gabrielle Vincent,
a quien está dedicada esta obra. Su influencia no solo es literaria,
sino que también inspira el estilo clásico y expresionista
de las imágenes, esbozadas con trazos ágiles y dinámicos,
marcando la gestualidad y la expresividad corporal de ambos.
La constante interpelación de Nina al felino, la condescendencia
de Antón hacia la niña y un sutil sentido del humor están presentes
en esta historia; también la frontera difusa entre la realidad
y la fantasía, con el libro como mágico pasadizo entre los dos mundos.
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