Os seguimos contando cómo ha ido evolucionando nuestro proyecto A orillas del Nilo. En esta fase, denominada Fase Fantasma el maestro juega un papel fundamental para que el proyecto tenga un desarrollo exitoso en las siguientes fases.
La Fase Fantasma la hemos denominado así porque es una fase que se realiza, pero no es visible para los alumnos. Esta fase es la columna vertebral del proyecto, dependiendo de su organización será como el proyecto evolucione por eso es muy importante centrarse y tener en cuenta todas las pautas.
El objetivo de esta fase es crear una conexión de los contenidos, estándares de evaluación y objetivos curriculares que queremos trabajar y desarrollar durante el trimestre en las diferentes áreas (Lengua, Matemáticas y Ciencias Naturales) con los 8 núcleos de aprendizaje que se establecieron en las fases iniciales y anteriores a esta. A medida que los núcleos se van llevando a cabo, se desarrollan los contenidos. Esta fase es una fase donde la intervención del profesor es total y es donde mayormente lo hace, puesto que es el enlace y el nexo de unión entre los contenidos y es un trabajo que los alumnos no ven. Esta fase puede estar latente durante todo el proyecto, puesto que es necesario ir preparando material complementario.
Para llevar a cabo la fase fantasma hemos seguido una serie de estrategias que no son rígidas, puesto que deben ser adaptadas a los diferentes proyectos, contextos y situaciones. Vamos a verlas y analizarlas detenidamente.
1. Exprimir el currículum. Se trata de extraer todos los contenidos que se quieren trabajar en cada trimestre y en cada asignatura. Para ello podemos servirnos de cuadros y tablas que nos ayuden a este cometido y verlo de una forma más visual.
2. Planificación de sesiones. Es necesario planificar cuántas sesiones hay disponibles a lo largo del trimestre y de forma orientativa para cada una de las asignaturas que estarán implicadas en el proyecto. Tendremos en cuenta que hay que dejar unos días de margen para posibles celebraciones pedagógicas, etc. que puedan ocurrir.
3. Inserción de los núcleos. Dividimos los núcleos de aprendizaje a lo largo de la temporalización de todo el curso. En nuestro caso hemos establecido (5 núcleos para el segundo trimestre y 3 núcleos para el tercero).
4. Temporalización básica. Observamos el número de sesiones que tengo disponibles. Le quitamos orientativamente el número de sesiones correspondientes a celebraciones pedagógicas. Dividimos el número de sesiones entre los 4 núcleos que queremos trabajar a lo largo de cada trimestre. En nuestro caso en el área de Ciencias Naturales hemos trabajado uno de los núcleos para toda el área.
6. Revisamos las conexiones. Revisamos las conexiones entre los cursos y reformulamos los temas hasta que queden 4. Hacemos una tabla donde vamos añadiendo los contenidos a cada tema y reseñamos a qué tema de la programación didáctica madre pertenecen los contenidos.
7. Reagrupando. Reagrupamos objetivos, contenidos... en los nuevos temas. No se modifica ningún elemento curricular de la programación, simplemente se reagrupan en nuevos temas atendiendo a las necesidades y características de los alumnos. (Medida ordinaria de flexibilización).
8. Construyendo el núcleo de aprendizaje. Se establecen los núcleos de aprendizaje que contienen los objetivos, criterios y contenidos para las diferentes asignaturas, la temporalización del núcleo de aprendizaje, los objetivos, contenidos y criterios propios del núcleo y los trabajos en grupo.
Aunque parezca algo complicado y farragoso es algo que puede adaptarse de forma totalmente flexible a vuestras necesidades. Estas son las estrategias que nos han servido a nosotros pero seguro que vosotros podéis hacerlas mucho más sencillas y más efectivas, es cuestión de investigar y probarse. ¡Nos vemos en la siguiente entrada del proyecto para entrar ya de lleno en él! Os enseñaremos imágenes, recursos y mucho más material.
1 comentarios :
Vuestro proyecto suena fantástico, Óscar. Un saludo
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