viernes, 25 de mayo de 2012

ARTÍCULO | La hiperactividad infantil



Recientemente se ha comenzado a utilizar el diagnóstico de Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad TDAH para designar un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad, impulsividad o inhibición, que es más frecuente y grave que el observado habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar (DSM IV).

Nosotros vamos a utilizar la nomenclatura tradicional para la comprensión del síndrome y el manejo escolar del trastorno.

Así, la Hiperactividad, es un trastorno del, comportamiento que se diagnostica en edades muy tempranas y que en los ambientes educativos, se hará patente en Educación Infantil y Primaria. Algunos estudios recientes estiman que si incidencia está entre un 3 y un 5 por ciento, en edad escolar, con una mayor presencia en niños. No existe déficit intelectual, ni lesiones cerebrales conocidas, o sensoriales, tampoco se puede afirmar que las condiciones sociaoambientales sea muy deficitarias.

Los problemas en el contexto escolar serán los predominantes. Al tener dificultades para mantener la atención, no suelen prestar atención continuada ni al profesor ni a las tareas propuestas, abandonando su asiento y entorpeciendo el trabajo del resto de los niños. Sus trabajos individuales son desorganizados; muestran una gran dificultad para los debates y seguimiento de las actividades del grupo. Normalmente su conducta es disruptiva y molesta, entorpeciendo el desarrollo y el ritmo normal de la clase.


1. Características

Las más admitidas son las descritas por BARKLEY (1983):

-          Excesiva actividad motriz.
-          Déficit atencional.
-          Impulsividad o falta de autocontrol.
-          Coordinación vasomotora pobre.
-          Aparición en los primeros años de vida.
-          Generalización del comportamiento a diversas situaciones o ambientes.
-          Discrepancias entre el desarrollo cognitivo y el autocontrol.
-          No responden a déficits neuronales o sensoriales.
-          Tendencia al fracaso escolar.
-          Lectura pobre.
-          Memoria escasa.
-          Asociadas, encontramos: agresividad, labilidad emocional, negativismo y dificultades de aprendizaje.


2. Identificación

Observación sistemática del comportamiento por padres y maestros, a fin de realizar una comprobación de los comportamientos en casa y en el colegio u otros lugares. Es frecuente que el niño actúe de forma similar en casa y en la escuela.

Criterios diagnósticos del DSM-IV, basados sobre las variables fundamentales de:

a) Inatención:

-          Fallos en los detalles y descuidos en las tareas escolares, trabajos u otras actividades.
-          Dificultades para mantener la atención en tareas y juegos.
-          A menudo no parecen oír cuando se les habla.
-          Dificultades para seguir las instrucciones y terminar los trabajos o tareas escolares.
-          Dificultades para organizar tareas o actividades.
-          Resistencia a realizar tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
-          Suelen perder cosas o elementos necesarios para sus trabajos o actividades.
-          A menudo se distraen con el más mínimo estímulo.
-          Olvidadizos para las actividades diarias.

b) Hiperactividad

-          Suelen agitar las manos o los pies, o retorcerse en su sitio.
-          Abandonan frecuentemente su sitio en clase cuando se espera que permanezcan en él.
-          Suelen correr o escalar en situaciones en las que es inapropiado.
-          Dificultades en implicarse en juegos y actividades que conlleven tranquilidad.
-          A veces hablan excesivamente.

c) Impulsividad

-          En el contexto escolar, tienen dificultades para esperar su turno; suelen interrumpir a otros; responden antes de terminar la pregunta; interrumpen bruscamente las tareas; muy susceptibles a la crítica, no escuchan los mensajes completos, etc.
-          No reflexionan antes de actuar; actúan sin pensar en las consecuencias.
-          Dificultades para evaluar resultados de su comportamiento e incidencia en los otros.
-          Respuesta excesivamente rápida al entorno en diferentes ambientes.


3. Evolución

Desde pequeñitos, tendrán problemas con la alimentación, el sueño, la movilidad… manifiestan inquietud excesiva, rabietas frecuentes, negativismo, etc., en GRADO EXCESIVO. Su comportamiento supone siempre un serio problema en las relaciones en el marco FAMILIAR. Los padres se muestran temerosos e impotentes para atender adecuadamente al niño, lo cual puede llevara a un aislamiento social del niño.

En la Educación Infantil, suelen aparecer los síntomas o los comportamientos mencionados a nivel familiar y entorpecerán el ritmo de juego y actividad normal del aula y de los espacios comunes (recreos, comedor, etc).

En Primaria, persisten los síntomas primarios y aparecen perturbaciones secundarias que afectan sobre todo a la capacidad de aprendizaje y rendimiento escolar y al establecimiento de relaciones interpersonales positivas. Aparecen sensaciones de fracaso continuado, lo que le provocan la desvinculación de los objetivos escolares y a veces del grupo de compañeros.

Tiende a provocar el rechazo de los COMPAÑEROS, por lo que se reducen mucho sus relaciones y disminuyen las experiencias formativas con el grupo de iguales; baja su autoestima y la aceptación de sí mismo lo que agravará aún más el/sus problemas.

En la ADOLESCENCIA, se agudizan estas características secundarias y aparecerán conductas antisociales al mismo tiempo que se deteriora más la autoestima. Al aparecer los problemas de identidad, rebeldía, etc., propios de la adolescencia se convertirán en sujetos de riesgo para la entrada en la marginación, la delincuencia y las adicciones. En otros casos, y si se ha intervenido adecuadamente en el sujeto, se podrá producir una adaptación social. A veces habrá que tener en cuenta algunas dificultades secundarias debido a los retrasos escolares y déficits de experiencias en el desarrollo con el grupo de iguales.


4. Etilogía

Encontramos diversas causas en función de la perspectiva que utilicemos para el análisis de las mismas. Las variables intrasujetos han sido las más estudiadas (Anastopoulos y Barkley, 1988). Las variables ambientales parecen modular la severidad del trastorno pero constituir un factor causal claro.

A)      Perspectiva evolutiva: los factores hereditarios corroborados en estudios con animales y en la mayor tasa de aparición en familiares de primer grado de los sujetos con hiperactividad. Hay estudios que sugieren una mayor prevalencia de trastornos de ansiedad, dificultades de aprendizaje y conducta antisocial en familias de niños hiperactivos. Otros estudios aseguran que los hijos de padres hiperactivos, tienen un riesgo del 50% de sufrir el trastorno.

B)      Perspectiva neurológica: los factores neurológicos son los que se han propuesto con mayor frecuencia para la explicación del trastorno. Las primeras descripciones, aceptan una etiología de base orgánica, pasando a considerar la existencia de un tipo de “Lesión Cerebral Mínima” (Strauss y Lehtinen, 1947). Posteriormente, se pasó a denominar “Disfunción Cerebral Mínima” (Wender, 1971). Actualmente, Berkley y Anastopoulus (1988), describen evidencia de baja actividad en regiones corticales y subcorticales específicas. También se maneja la hipótesis de deficiencias en ciertos neurotransmisores como la dopamina y norepinefrina. Esta última hipótesis, se asentaría en la eficacia de psicoestimulantes en el tratamiento, que aumentan los niveles de los neurotransmisores implicados. Se describe una mejora en el control de la actividad y la motricidad y un aumento de la atención.

C)      Perspectiva ambiental: no existe una investigación contrastada acerca de considerar factores desencadenantes a las carencias nutricionales, intoxicaciones prenatales, alergias a aditivos, etc… A pesar que las variables intrasujetos están consideradas como factores primarios, no cabe duda de que el entorno familiar y educativo en que se desenvuelve el niño tiene un peso importante en el desarrollo y mantenimiento de esta conducta. Estilos interactivos familiares inadecuados, agresivos contradictorios, violentos, y condiciones de vida precaria, parecen tener valor en la consideración del trastorno, pero no existe evidencia empírica.

Es necesario tener en cuenta los Factores psicopedagógicos. La planificación inadecuada de los contenidos y exigencias escolares, pueden afianzar o facilitar patrones de conducta hiperactivos, pero no causarlos. No obstante, será necesario tenerlos en cuenta por la importancia que tiene para el sujeto la inclusión en el grupo de iguales y el desarrollo conjunto con el grupo social, y por la respuesta del entorno a las dificultades del sujeto, que pueden contribuir a aislarle aún más o ayudarle en la superación de los problemas. Será importante la vigilancia de estas variables por la implicación en la desmotivación e idea de fracaso que suelen llevar aparejadas.


5. Implicaciones educativas

Dentro de la concepción multidimensional del Trastorno Bio-Psico-Social, el Tratamiento también habrá de contemplarse así. De este modo, el niño hiperactivo, diagnosticado en las primeras edades tendrá probablemente un tratamiento farmacológico, apoyo familiar, tratamiento psicológico y necesitará atención educativa especial.

A) Intervención psicológica. (Programas individualizados)
- Autosugestión.
- Modificación de conducta.
- Biofeedback.
- Relajación.
- Psicoterapia.

B) Estrategias Educativas de aplicación en el aula.

-          Estructuración de tareas (pocos elementos y significativos, selección previa de estímulos relevantes, grupos de trabajo reducidos y seleccionados por el profesor, ayuda en las tareas por el profesor o los compañeros, etc).
-          Adaptaciones curriculares.
-          Apoyo en la organización y programación de actividades y normas de clase.
-          Aulas de apoyo y refuerzo de los aprendizajes.
-          Vigilancia del comportamiento de rechazo por parte de los compañeros (inclusión en el grupo y en los objetivos de la clase de modo cooperativo).
-          Secuenciación de objetivos y establecimiento de metas reales para evitar la frustración.
-          Registro de seguimiento de los avances y las dificultades.
-          Información y trabajo coordinado con los padres en la consecución de objetivos escolares o no.
-          Realización de actividades beneficiosas para el entrenamiento en hábitos de tranquilización afectiva (juegos, relajación en grupo, dinámica de grupos, etc.)
-          Utilización del cuerpo en las actividades y juegos de manera prioritaria, siempre que sea posible. Apoyo de la participación activa.
-          Coordinación con los profesionales que trabajen con el niño pertenezcan al entorno escolar o no. Seguimiento y apoyo de diversos programas de entrenamiento (habilidades sociales, de competencia social, de asertividad y autoestima, etc)
-          Vigilancia del espacio de la clase y de los comunes del centro y utilización de los mismos para beneficiar el desarrollo de la atención y de la relajación con iguales, procurando que de esto sea consciente el mismo alumno. 

FUENTE | El manual de Supernanny, Ed: El Pais, 2007

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