Cuentan las
viejas leyendas que un rey construyó un camino de piedras entre dos países. Las
piedras unían a Irlanda y Escocia, y eran tan grandes que podían usarlas
gigantes.
Estas piedras
constituyen la Calzada de los Gigantes. En la costa de Irlanda del Norte se
alzan 40.000 columnas de piedra, como una inmensa escalinata. No es cierto que
unan dos países como dice la leyenda, pero cubren casi cinco kilómetros de
playa.
Es lógico que la
gente se inventara esta historia hace muchos años, porque las columnas de
piedra son muy extrañas. Todas miden entre
cuarenta y cincuenta centímetros de ancho y tienen seis caras. Parecen
obra de seres humanos, pero las formó un volcán.
Hace muchos años
brotó magma de la Tierra. Al enfriarse se contrajo, y formó una roca dura
llamada basalto. Una vez fría, se partió y formó unas largas columnas.
En Irlanda del
Norte las columnas tienen seis caras, pero en otros lugares pueden tener cuatro
o cinco. En Devil’s Postpile, en Estados Unidos, hay una colina cubierta de columnas
de basalto que parece un auténtico almacén de postes.
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