El canto de un pájaro es sinónimo de alegría para muchos, incluso para muchos teóricos (casi nunca científicos) que han defendido a lo largo de los años que las aves pían por puro gusto, porque les divierte. Nada de eso. En realidad los auténticos expertos se debaten entre dos posibilidades: que lo hagan para atraer al sexo opuesto o para marcar su territorio. O más bien un poco de cada.
Está demostrado que los machos más insistentes en su canto son los que más deprisa atraen a las hembras y que la persistencia depende también de lo que puedan ofrecer. Por ejemplo, un pájaro que tiene comida de sobra en su nidocantará con mayor vehemencia que el que no la tiene. Por otro lado, se sabe que el canto es una forma de repeler a los rivales. Algunas especies reaccionan de forma agresiva al canto de otro individuo y llegan incluso a atacar el altavoz con el que los investigadores reproducen su sonido.
FUENTE | quo.es
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