Fuente Imagen | sanaconarte.com |
La teoría de la atribución, formulada por Fritz Heider en 1958, explica cómo percibe uno de propio comportamiento y el de los demás. La autoestima de una persona depende de cómo se perciba y cómo se compare con los otros.
Todo comportamiento puede atribuirse a factores externos -como la suerte, la casualidad o la facilidad, factores que no se pueden modificar- e internos o personales -como la capacidad para hacer algo o la habilidad-. Si atribuimos los éxitos a factores externos y los fracasos a factores internos, la autoestima bajará, mientras que si atribuimos los éxitos y los fracasos a factores que se pueden modificar la autoestima tenderá a aumentar.
Siguiendo con el ejemplo del examen de matemáticas, si el niño atribuye el suspenso a factores internos y estables -"Soy un mal estudiante, nunca conseguiré aprobar un examen"-, su autoestima disminuirá considerablemente y no se esforzará por cambiar. Pero si ante esa situación se dice: "No he estudiado lo suficiente", el fracaso no afectará de forma negativa a futuros desafíos.
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