lunes, 30 de junio de 2014

ARTÍCULO | El comportamiento agresivo

Fuente Imagen | de10.com.mx
Un comportamiento agresivo es el resultado de ciertas disposiciones o tendencias personales, unidas a factores externos que las activan emocionalmente. La agresividad en los niños puede presentarse de dos formas:
  • Directa: bien como acto físico (patadas, empujones, manotazos) o bien como acto verbal (insultos, palabrotas, gritos). 
  • Indirecta: el niño arremete contra los objetos de la persona que ha originado el conflicto o bien realiza gesticulaciones o expresiones que demuestran su frustración. 
La frustración es la situación en la que se halla el niño cuando encuentra un obstáculo que no le permite alcanzar un deseo o una meta. Esta frustración no tiene por qué generar agresividad, a menos que el niño experimente una importante emoción negativa al no poder conseguir lo que desea. Que la frustración provoque o no una reacción agresiva también depende de la experiencia previa y del aprendizaje: de cómo el niño ha aprendido a reaccionar ante las frustraciones y a resolver los conflictos, y de las consecuencias asociadas a las respuestas que el niño da. Estas consecuencias o refuerzos son determinantes para que aumente o disminuya la probabilidad de que se repita la conducta agresiva.

Las situaciones que con más frecuencia provocan comportamientos agresivo en el niño suelen deberse a problemas de relación con otros niños, que a su vez le agreden o no le permiten satisfacer sus deseos, y con adultos que aplican consecuencias, no le dan lo que él quiere o le exigen que cumpla unas normas.

FUENTE | El manual de Supernnany (2007) Extracto

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