Fuente Imagen | Wikipedia.org |
Parecía
una lucha desigual. Por un lado miles de guerreros: por otro, sólo 180 soldados
españoles. Pero vencieron los soldados.
Habían
llegado a Perú en 1532, en busca de fortuna. Eran soldados pero también
codiciaban el oro. Además, tenían armas de fuego y caballos. Los naturales del
Perú –los incas- nunca habían visto aquellas cosas. Estaban horrorizados y
huyeron.
Pizarro,
capitán de los españoles, estaba encantado con la victoria. No había muerto ni
uno solo de sus soldados. El Inca –o rey-, llamado Atahualpa, había sido
capturado y apresado.
Pizarro
llegó a simpatizar con Atahualpa. Éste le ofreció un rescate a cambio de su
libertad: “Si me dejas libre, llenaré de oro esta habitación y plata de otra el
doble de grande”. Pizarro aceptó el ofrecimiento, y empezaron a llegar el oro y
la plata. Pero antes de que se cumpliera el rescate, Pizarro cambió de opinión.
Repartió el botín y mandó ejecutar a Atahualpa, proclamando a su hermano Túpac
Hualpa como rey, que más tarde murió envenenado.
Durante
los años siguientes, los españoles, mejor armados que los indígenas, impusieron
una nueva cultura, poniendo fin en gran parte a la cultura del imperio Inca.
0 comentarios :
Publicar un comentario
¡Gracias por participar! =)