lunes, 13 de octubre de 2014

ARTÍCULO | Objetivos de la higiene


Parece claro que unos hábitos de higiene correctos ayudan a prevenir ciertas enfermedades. Cuántas veces nos habrán dicho: "Lávate las manos antes de sentarte a la mesa" o "Cepíllate los cientes después de comer". Si de pequeños preguntamos alguna vez por qué, seguro que nos dieron razones relacionadas con la salud.
La repetición de ciertas rutinas de aseo y limpieza nos lleva a adquirir unos hábitos saludables de higiene que nos acompañarán durante toda nuestra vida.

La higiene incluye aspectos tales como el aseo del niño y de las personas que conviven con él y la limpieza de su entorno -casa, colegio, lugares de juego-. Es un conjunto e hábitos que previenen enfermedades y favorecen la salud.

Estos hábitos necesitan un tiempo para ser asimilados, y la infancia es el momento preciso para empezar a inculcar ciertas rutinas relacionadas con la higiene que, más tarde, se convertirán en hábitos.

Para que un hábito se adquiera con éxito es importante tener presente que debe darse en un mismo momento, en un lugar fijo y mediante la repetición de una serie de rutinas. Por ejemplo, para adquirir el hábito diario de la limpieza corporal es importante que al niño se le bañe siempre en el mismo lugar, a ser posible en el cuarto de baño, que es el sitio indicado para el control de esfínteres y la higiene corporal. Los padres se ocuparán de que el baño sea una estancia agradable y relajante. Además, habrá que hacerlo a la misma hora -antes de la cena puede ser un buen momento- y mediante la repetición de un ritual: coger el pijama, quitarse la ropa, entrar en la bañera, enjabonarse, jugar un rato en el agua, salir, secarse y vestirse.

FUENTE | El manual de Supernnany (2007) Extracto

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