En esta nueva entrega de “Antes de la play” os hablo de un
juego que seguro muchos de vosotros habéis jugado: las cuatro esquinas.
Este juego se llamaba así porque se jugaba en habitaciones o
sitios cerrados, aunque como veréis puede llevarse a cabo en cualquier lugar.
Es un juego óptimo para esos días de lluvia y que toma como referencia las
esquinas de la localización donde se desarrolla.
¿Cómo se juega?
Una vez señaladas las esquinas se echa a suertes qué
jugadores van a ocupar cada una de ellas y qué jugador ocupará el centro. Os
pongo este dibujo para que veáis la disposición.
Cuando yo jugaba en la calle usábamos farolas, árboles o
simplemente poníamos alguna piedra a modo de indicación. El objetivo es crear
un espacio con cuatro puntos que formen un cuadrado o la figura que se estime
de acuerdo a los participantes.
Una vez colocados los jugadores en las esquinas todos deben
cambiar de puesto entre sí, salir del sitio en el que están y llegar a otra
esquina. Nosotros jugábamos con la condición de que siempre había que moverse de
la esquina, no valía quedarse quieto, si no, ibas al centro.
Mientras tanto, lógicamente, el que está en el centro
tratará de ocupar una de las esquinas antes de que llegue otro jugador. Cuando
lo consigue el jugador que se ha quedado sin esquina debe ir al centro y el
comenzará el juego de nuevo.
Se permiten hacer movimientos simulados volviendo
rápidamente al puesto que se había abandonado hasta encontrar una ocasión
propicia y engañar así al del centro.
Si alguno de los participantes no sale en un tiempo predeterminado de antemano pierde, excepto si el motivo es que quien la queda impida su salida. No se puede volver nunca a la esquina de la que se ha salido. Hay que llegar a cualquier otra.
Si alguno de los participantes no sale en un tiempo predeterminado de antemano pierde, excepto si el motivo es que quien la queda impida su salida. No se puede volver nunca a la esquina de la que se ha salido. Hay que llegar a cualquier otra.
Fuente Imagen | www.murciaeduca.es |
Variantes
- Una variante es incluir más de cuatro esquinas. El juego se puede volver realmente divertido.
- Los jugadores pueden hacerse señales a las espaldas del que se queda par aponerse de acuerdo en qué momento cambiar.
El
juego de las cuatro esquinas tiene otras denominaciones, según las variantes
que se den de él: fuego, carcelero,
gallina ciega, pata coja... pero la finalidad es siempre la misma: intentar
ocupar la posición dejada por otro compañero.
- FUEGO: A la orden de uno o de varios participantes, se intercambian las esquinas. Los jugadores de las esquinas tienen que cambiar de "casa" a la voz de "fuego".
- CARCELERO: En el centro se quedan uno o más "carceleros" para interceptar a los jugadores que van cambiándose de esquinas. Los que son capturados quedan "detenidos" dentro de un cuadrado señalado en el centro del campo de juego. Los "presos" pueden ser liberados si alguno de sus compañeros de las esquinas llega al cuadrado y tocándole la mano grita "libre".
- El juego de las cuatro esquinas se puede jugar también a la GALLINITA CIEGA, vendando los ojos al jugador que la queda en el centro. En esta variedad es conveniente por seguridad, jugar en un espacio cerrado o delimitar muy bien el espacio con una cuerda o algo similar. El jugador que va con los ojos vendados ocupa una esquina siempre que:
- toca a uno de los que se van cruzando para cambiar de esquina.
- alcanza una esquina desocupada.
- llega a una esquina ocupada pero acierta el nombre de quien está en ella.
- Si el sitio es espacioso y los jugadores pasan de cinco, es muy frecuente y mucho más divertido poner dos gallinas ciegas o más.
- Si el sitio es reducido se puede jugar también corriendo a la PATA COJA.
BIBLIOGRAFÍA
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