Un día el pequeño tigre salió cojeando del bosque y su amigo, el pequeño oso, lo llevó a casa y lo vendó por completo. Después le preparó sopa y lo acostó en el sofá. El pequeño oso telefoneó a la tía oca, que acudió enseguida a verlo. También fue la liebre de los zapatos veloces y, entre todos, decidieron que había que llevarlo al hospital de animales para que lo viese el doctor Regadera.
En el hospital, la enfermera lo instaló en una habitación con el zorro, que tenía una pata rota. Lo bañó y, a continuación, vino a verlo el doctor que, tras reconocerlo, mandó que le dieran tres veces al día su plato favorito. Después, otro médico lo reconoció por rayos X y dijo que tenían que operarlo, como al zorro. Después de la operación tuvo muchas visitas y el pequeño oso se quedó a dormir con él. Por la mañana fueron a buscarlo al hospital todos los animales y el elefante gris lo llevó a casa en brazos.
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