Imaginemos que en el cerebro de un bebé hay millones
de pequeñas neuronas (células nerviosas del cerebro) esperando a que se les
asigne un trabajo a cada una. Cuando una madre canta una nana a su hijo
mientras le sostiene contra su pecho, está poniendo en marcha esa distribución
del trabajo; una neurona se conecta a la otra y así sucesivamente, formando una
red neuronal.
Con la estimulación del mundo que rodea al bebé
–luz, sonidos, olores, voces- y la que ofrecen los padres, su red neuronal se
volverá cada vez más compleja. Cuantas más experiencias viva, más sólidas serán
sus conexiones sinápticas, es decir, las relaciones que tienen que establecer
las neuronas para que el bebé desarrolle sus capacidades. Las que no se
ejercitan se atrofian. Mientras el cerebro del niño va creciendo, se operan
cambios en su capacidad de aprendizaje y en el conocimiento de sí mismo. Si la
comida es el alimento para el desarrollo físico, las experiencias lo son para
el desarrollo del cerebro.
El papel de los padres es fundamental para
proporcionar experiencias a su hijo. Si le acercan un móvil para que lo mire y
toque, si le cantan una canción para que la escuche o se mueva, facilitan el
establecimiento de nuevas conexiones. Todas las experiencias actúan sobre su
desarrollo integral.
FUENTE | El manual de Supernanny. Ed: El Pais, 2007
0 comentarios :
Publicar un comentario
¡Gracias por participar! =)