Fuente Imagen | Banco imágenes INTEF |
Supón
que estás en una orilla de un río y quieres pasar al otro lado ¿Cómo puedes
hacerlo sin mojarte los pies o ahogarte Hay tres maneras de solucionar tu
problema.
Si
el río es lo bastante estrello y estás en forma y lleno de energía ¡salta!
Si
alguien ha dejado un bote a tu lado del río, puedes remar hasta el otro lado.
Pero
si realmente quieres estar seguro de alcanzar la otra orilla del río sano y
seco, tiende un puente. Hace miles de años, la gente talaba un árbol en una
orilla del río y andaba sobre el tronco hasta llegar a la otra, o colocaba
piedras grandes y planas a través del agua. En las junglas de Sudamérica aún se
hacen puentes con las lianas y enredaderas que crecen en estas tierras.
Los
antiguos romanos construyeron numerosos puentes de piedra. Muchos de ellos aún
se utilizan hoy y se siguen construyendo otros de la misma manera.
Para
empezar, los constructores levantaban sólidas columnas o pilares a cada lado de
un arco. Luego hacen una fuerte estructura en madera y colocan sobre ella
piedras que forman la parte más ancha arriba. La última piedra, que encaja en
el centro del arco, se llama piedra angular y una vez colocada en su sitio
puede retirarse el armazón de madera.
El
arco permanecerá firme en su sitio porque cada piedra presiona contra la
siguiente y así se sujetan mutuamente.
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