Durante la infancia se dan las primeras experiencias del niño con sus iguales, en las que los padres van a mediar para que su hijo disfrute de la compañía de otros niños y aprenda a compartir y cooperar con ellos. La educación previa y el estilo de comunicación de los padres con el pequeño van a influir notablemente en como él se relacione con sus iguales.
Los padres autoritarios, controladores, que establecen normas de comportamiento que no se pueden negociar ni cuestionar, que optan por la disciplina forzosa y la obediencia inmediata, que evitan métodos educativos como el elogio y los premios, o aquellos que son permisivos y pasan por alto el establecimiento y cumplimiento de normas, suelen provocar que sus hijos adopten formas agresivas o pasivas para resolver los conflictos.
Los padres que podemos denominar asertivos refuerzan las buenas conductas de sus hijos y reprimen las negativas, facilitan el desarrollo de su competencia social. Estos padres:
- Tienen en cuenta los sentimientos, las emociones y las necesidades de sus hijos.
- Se interesan por sus actividades cotidianas
- Se sienten orgullosos y premian sus logros.
- Muestran cariño hacia ellos.
- No ceden antes las normas establecidas por ellos mismos.
- No utilizan el castigo de forma sistemática.
- Evitan resolver los conflictos de forma agresiva.
- No utilizan los gritos ni las amenazas como pautas educativas.
- Huyen de etiquetar negativamente a los niños y se centran únicamente en las conductas que quieren cambiar.
Una educación muy autoritaria o permisiva puede inducir en el niño actitudes agresivas o pasivas en sus conflictos con los demás.
FUENTE | El manual de Supernanny, Ed: El Pais, 2007
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