El escondite es el rey de los juegos. Nadie que viva sobre la faz de la tierra alguna vez ha jugado a esconderse. El escondite es de esos juegos que lo tiene todo: corres, buscas, activas el pensamiento, cuentas hasta veinticinco mil millones...
He de confesar que he pasado muchas tardes de verano y de mi infancia jugando al escondite. Y esas noches al fresco con mis amigos recorriendo las calles del pueblo. ¡Era genial jugar de noche!
Los juegos que requieren pocas normas siempre triunfan. El escondite solo requería una norma que no se puede pasar por alto y es que al final de la partida hay que hacer recuento y ver quién ha sido el último en salvarse.
El escondite puede jugarse en muchos sitios, siempre se procura que sea un lugar descubierto, pero es un juego que también con un poco de orden y organización puede jugarse dentro de casa. Su desarrollo es muy sencillo:
- Uno de los jugadores será el que cuente con los ojos cerrados hasta el número que se haya convenido entre todos. ¡Una buena estrategia para ir fomentando la numeración y el conteo!
- Mientras el que cuenta inicia su retahíla de números, los demás corren a esconderse. Al terminar de contar, se avisa y comienza a buscar.
- Cuando se ve a un jugador, debe correr hasta el punto donde se ha contado y decir "Por mí" para salvarse o el nombre del que ha visto y estaba escondido para que todos sepan que lo ha descubierto.
- En cualquier caso, los que están escondidos pueden aprovechar los momentos en los que el que cuenta está lejos para salvarse.
- Si el que la liga ve a algún jugador escondido y lo confunde con otro, el que estaba escondido grita: !Has roto la olla", todos saldrán de sus escondites y el que ha contado vuelve a contar en la siguiente partida.
0 comentarios :
Publicar un comentario
¡Gracias por participar! =)