Hace tiempo en mis clases incluí un recurso del que yo mismo me sorprendí cuando lo puse en práctica. No pensaba que su resultado hubiese sido tan positivo, pero como proyecto innovador y de escasa aplicación todavía tiene que perfeccionarse y ajustarse. Quiero compartir con todos vosotros esta experiencia e idea para llevar a cabo en el aula, "El libro rojo".
Viendo el programa de aventuras "Pekin Express" me di cuenta de que este elemento que forma parte de la mecánica del concurso podía ser un aliciente para atajar uno de los problemas que actualmente nos encontramos en nuestras clases: los deberes. Muchas veces motivar a nuestros alumnos es una tarea difícil y que se torna complicada cuando se trata de enviar tareas para que los alumnos las realicen en casa. Por eso creí firmemente en la idea de motivarles con un elemento como este.
¿Qué es "El libro rojo"?
Nuestro libro rojo será totalmente diferente, pero constituirá un elemento fundamental dentro del ritmo y la vida del aula. Pretendemos que sea con ello todo un referente. Este libro de registro nos dirá en todo momento qué alumnos han traído sus tareas realizadas desde casa y quienes no, por lo que al docente también le servirá como punto para ir conociendo como evolucionan los alumnos a través de una evaluación contínua.
Materiales necesarios para realizar el libro rojo y elaboración
El libro rojo es bastante sencillo de hacer. Utilizaremos los siguientes materiales:
- Una libreta grande tamaño DinA4. También podemos utilizar otros tamaños. Es importante que el libro sea llamativo (si es grande, más llamativo), pero debe ser manejable.
- Cartulina roja.
- Pegamento.
- Tijeras.
- Material decorativo.
En cuanto a su elaboración el docente debe poner todo el empeño. Debe ser un libro, como he dicho anteriormente, llamativo, que llame la atención de los alumnos y que cobre una especial relevancia dentro de la vida del aula. En su portada el docente deberá poner "El Libro Rojo" y puede ser decorado como se considere (por ejemplo añadiendo la mascota de la clase, un dibujo de uno de los alumnos, el escudo del centro...)
El libro debe estar forrado en toda su extensión y siempre de color rojo. Para proteger las pastas puede hacerse con forro adhesivo.
Procedimiento de uso del libro rojo
Una vez tengamos elaborado el libro pasaremos a explicarles a nuestros alumnos qué es. Presentaremos ante los niños el libro, les diremos que será un elemento muy importante del aula, y que será el profesor quien custodie el libro. En el caso de alumnos mayores, podemos hacer que el libro rote de alumno en alumno durante cada semana, y que sea "El custodio", quien se encargue de guardar el libro rojo en su pupitre o fichero.
Cada día se escribirá una página en el Libro rojo. Las páginas contendrán la siguiente información:
- En la parte superior y con letra grande se escribirá la fecha. Ejemplo: viernes, 4 de noviembre de 2011.
- Posteriormente se abrirá con un asterisco el apartado dedicado a la asignatura. Ejemplo: * Matemáticas.
- El registro. En dos columnas diferenciadas pondremos: un signo + y un sigo -.
- Debajo de cada columna los niños que hayan traído sus deberes hechos inscribirán su nombre. + si los han hecho, - si no los han hecho. Es importante que sean ellos mismos quienes escriban los nombres, esto es parte fundamental del proceso motivador. Ya que a ellos les gusta ser partícipe de su propio aprendizaje. A este proceso lo llamaremos "Firmar en el libro rojo", de esta forma los niños irán entrando también en la dinámica del ensayo de su propia firma.
- Por cada asignatura iremos abriendo un asterisco hasta que acabe el día.
- Opcional: al final de cada semana podemos hacer un recuento de quien tiene más puntos y quien menos. Por lo que el o los alumnos que tengan muchos - recibirán una penalización a considerar por el profesor o una llamada de atención.
Para alumnos de Infantil.
Este sistema también lo he probado con alumnos de Educación Infantil y funciona aún más si cabe. Para ellos lo adapté de tal forma que "El libro rojo" suponía un elemento más dentro del funcionamiento del aula donde yo iba registrando aquellos niños que se portaban mal. En este sentido no hay que abusar de inscribir a los niños en el libro, ya que debe convertirse en todo un símbolo. Por ello el libro siempre estaba presente dentro del aula. Al finalizar la hora, todos los niños que se habían portado bien podían poner su nombre y firmar. (Trabajábamos de esta forma también la escritura de su propio nombre).
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