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Fuente Imagen | Banco de imágenes INTEF |
El dibujo surge de manera espontánea y es una forma de libre expresión de los niños. A él dedican bastante tiempo, ya sea en la escuela infantil, en los primeros años de preescolar o en casa. Esta actividad tiene gran importancia en el desarrollo del niño.
- Desarrolla la motricidad, especialmente la fina.
- Fomenta la creatividad y la expresividad.
- Aumenta la autoestima, siempre que después se alabe lo bien que lo ha hecho y los colores que ha utilizado.
- Es una forma de expresar lo que siente y de comunicarse con otros.
- Ayuda a la maduración afectiva, mental y motora.
- Constituye un primer paso para la lectura y la escritura.
- Sirve para descargar la agresividad y ayudar a la relajación.
El dibujo va evolucionando poco a poco desde el simple garabato hasta reproducciones bastante exactas de la realidad. Existen unas fases de desarrollo en el dibujo infantil que los padres pueden tener en cuenta a modo de orientación, pero recordando que cada niño es diferente y que unos tardan más que otros en desarrollar ciertas habilidades.
A los 18 meses
El niño dibuja garabatos sin ningún tipo de coordinación, aunque se divierte mucho con los trazos y los colores. Es habitual que dibuje en una hoja y pase a otra, y después a otra. Al final lo más probable es que muestre sus rayajos con el fin de obtener la aprobación oportuna. En esta etapa su coordinación es muy precaria, por lo que sus trazos son desordenados.
De los dos a los tres años
Los ejercicios manuales son cada vez más coordinados y el niño comprueba que existe relación entre los movimientos de su mano y el dibujo. Poco a poco va mostrando más preferencia por cambiar de colores, ya que en la etapa anterior utilizaba solo lápiz. También es característico que empiece a llenar toda la superficie del papel.
Llegando a los tres años, los trazos son más coordinados y el niño ya no se sale del papel. Pero lo más característico es que eso garabatos ya poseen una significación para él, tienen nombre y representan objetos, personas o animales. El pequeño enseña el dibujo a sus padres y les dice lo que es.
De los tres a los cuatro años
El dibujo resulta cada vez más parecido a la realidad. El niño va abandonando la etapa de los garabatos para adentrarse en lo que se llama fase preesquemática. Los colores empiezan a tener significado; por ejemplo, puede utilizar el naranja o el rosa para dibujar a las personas por el color de la piel o pintar un pato de color amarillo. A esta edad los niños suelen dibujar a sus hermanos, padres o amigos.
A los cinco y seis años
El niño ya dibuja las personas con objetos y detalles, incluso con prendas de vestir. Utiliza mejor los colores y tiene predilección por pintar animales o personas. Dibuja los dedos, los ojos las piernas; todo mucho más estructurado.
A partir de los seis años
Los dibujos van adquiriendo cada vez más detalles: incluyen el pelo, las orejas, los zapatos. También se hacen más variados. Los árboles se representan con sus frutos; las casas, con jardín y chimenea; los paisajes, con ríos y flores. A partir de esta edad, sigue un esquema más estructurado.
A partir de los doce años
El niño va perfeccionando su técnica hasta llegar a los 12 años, edad en la que sus obras se caracterizan por reproducir fielmente el original, con todos los detalles y colores. Aproximadamente a los 14 años finaliza el desarrollo del dibujo y logra la representación espacial, es decir deja de hacer un dibujo plano para empezar a tener perspectiva, volúmenes...
FUENTE | El manual de Supernnany (2007) Extracto