El objetivo de estas actividades es que los
alumnos lean, pero sin que tengan la percepción de que leer es algo
obligatorio, sino un elemento más para conseguir algo. Se trata de actividades en
que la lectura es necesaria para poder realizarlas, pero las actividades deben
ser suficientemente atractivas para que el acercamiento al libro no resulte
algo tedioso.
La actividad es una excusa para leer, de ahí
que sea importante que la lectura sea atractiva y sencilla, para que la
actividad no se vuelva pesada o se rechace por comportar lectura excesivamente
larga o complicada.
Se trata de leer sin saber que estás leyendo.
Veamos algunas propuestas.
1. Montar una obra de teatro o realizar un
corto de vídeo
Ese será el objetivo de la actividad. La
condición es hacerlo a partir de un relato y que escenifiquen o graben en vídeo
ese relato.
Tenemos que tener en cuenta que, si montamos
esta actividad por la lectura, debemos dejar amplia libertad sobre la
adaptación que realicen de la obra en su teatralización o su grabación en
vídeo.
Una buena manera de empezar, sobre todo con
adolescentes, es escoger relatos breves y proponerles el ser capaces de narrar
esa historia en una par de minutos como mucho, grabándola con la cámaras de sus
móviles.
2. Elaborar una historia de cómic
El proceso es el mismo, se trata de que
conviertan un cómic en una historia de un libro.
Este es un proceso que han seguido muchos
libros, dado su éxito editorial, que han terminado convirtiéndose en historias
de cómic o han pasado a la gran pantalla.
En España tenemos un ejemplo muy conocido con
el Capitán Alatriste, del cual puedes ver la versión en cómic.
Ten en cuenta, a la hora de plantear esta
actividad, que elaborar un cómic es una tarea ardua y larga, por ello procura
que el cómic sea realizado en grupo, y que la historia que lean sea fácil de
sintetizar en pequeñas viñetas.
Son muy prácticas para este tipo de relatos
las fábulas
(Por ejemplo: Fábulas de Esopo).
3. Escribir un relato colectivamente
La actividad es sencilla. Se trata de escribir
un relato de forma colectiva. No se trata de escribir todos a la vez, o de
aportar ideas entre todos, sino que cada uno escribirá una parte. Una persona
elegida al azar empieza un relato, escribe unas cuantas líneas (es bueno determinar
el número máximo y mínimo de líneas, teniendo en cuenta la edad, en Secundaria
entre 5 y 10 líneas es una cifra ideal). A partir de esa persona se puede
seguir el orden de la lista o el orden de colocación en clase. El siguiente tiene
que continuar el relato.
Esto obliga a que quien va escribir el
siguiente párrafo lea lo que ha escrito el anterior, y si el relato está
visible en el aula, que todos vayan siguiendo la aventura, unos para ver por
dónde va lo que ellos iniciaron y otros para ver cómo continuarla. El profesor
puede intervenir y hacer sus aportaciones (habría que fijar el ritmo), lo cual
puede ser oportuno para introducir algo de emoción o suspense si los alumnos no
consiguen hacer un relato atractivo.
4. Un libro hecho de retales
Es una actividad difícil pero que, si se
consigue sacar adelante, es una gran estrategia lectora. Se trata, como en el caso
anterior, de escribir un relato colectivamente, pero, en este caso, se trata de
ir encajando párrafos de diferentes libros, tratando de crear un relato con
cierto sentido.
Es importante, antes, fijar algunas libertades
literarias como por ejemplo:
- Poder modificar el nombre
de los personajes y lugares (para que la obra tenga una unidad, ya que cada obra
tendrá un protagonista).
- Poder modificar las primeras palabras del párrafo para «empalmar»
con el anterior (si no, puede ser difícil).
Otras irán surgiendo. No hay que ser muy
estricto, ya que, si no, la tarea se puede volver imposible. Esta actividad es
más sencilla si la gente recurre a libros pequeños, con historias sencillas,
que pueden leer de una tirada. En ese sentido es bueno tener una batería de
libros preparados y hacer una labor de acompañamiento importante.
Al igual que en la anterior actividad hay que
elegir a alguien por azar para que empiece, aunque en este caso podría ser
bueno que empezara el profesor para poner un inicio sencillo, por ejemplo: el
de Don Quijote, en el que se puede cambia el nombre y fijar ya uno para el protagonista
(aunque su inicio no condiciona mucho) o arrancar con una obra en la que el
primer párrafo ya plantea un misterio.
En este sentido es bueno tratar de centrar el
relato con temáticas muy sencillas. Los cuentos suelen ser los mejores aliados.
Es obligatorio que todo párrafo añadido vaya
con el título del libro, el autor, la editorial y el número de página del párrafo
aportado.
En caso de atascarse en esta actividad hay que
saber ser flexibles y permitir más licencias literarias e, incluso, llegado el
momento, dejar un párrafo de libre elección.
También puede ser buena idea mezclar las dos
dinámicas, la de escribir un párrafo de invención propia y la de copiar un
párrafo de un libro. (Veamos un ejemplo).
Trata de continuar la historia. Verás que no
es fácil, pero que tampoco lleva tanto tiempo. Tampoco hay que crear una
historia precisa, en un momento determinado se puede pegar un vuelco, como el
que puedes ver en el ejemplo.
Fíjate que, a medida que avanzamos, las
licencias literarias pueden ser mayores y que la historia puede tener un
discurso un tanto absurdo, pero que, a la vez, resulte divertido.
Esta actividad puede resultar muy divertida,
con niños de 6-7 años, y que trabajen con cuentos infantiles cortos (hay que
adaptar género y número casi siempre). Veamos un ejemplo.
¿Reconoces cada uno de los cuentos? ¿Crees que
no les divertirá esta historia y que, una vez terminada, intenten hacer otra,
mucho más divertida?
5. Actividades con la prensa, revistas, etc.
Estamos tan obsesionados con la idea que la
lectura es leer libros, que a veces olvidamos otros medios. La prensa y las
revistas ofrecen múltiples posibilidades de lectura en clase. Son, además, por
norma general, textos de corto tamaño, por lo que su lectura no se hace pesada.
Las posibilidades son enormes:
- Podemos hacer nuestro propio periódico, para lo que sintetizamos
las noticias de una semana.
. Buscar los adjetivos, los verbos, los
sustantivos, las oraciones yuxtapuestas, etc.
. ¿Has probado a transcribir un texto e
introducir una falta de ortografía (o varias)? A ver quién las encuentra. Una
manera de leer sin saber que estás leyendo.
. En algunos centros existe una radio, una
oportunidad para emitir noticias que previamente se han leído.
6. Completa la poesía
Lleva varias poesías a clase y pide que
elaboren unos versos finales. Tendrán que leer la poesía para completarla.
Unas poesías muy apropiadas para este
ejercicio son las satíricas de Quevedo, como la del ejemplo, con aportaciones de
alumnos.
No hay que pedir calidad literaria, ya que
para completar la poesía habrán tenido que leerla, que es de lo que se trata,
no de que el poema compuesto sea excelente.
Esta actividad admite otras variantes, como
omitir algunos versos y que los completen.
7. Descubre el libro
Se trata de un juego en el que se van
aportando pistas sobre el libro, y los alumnos tienen que tratar de descubrir cuál
es. Las pistas deben ser progresivas, para ir facilitando que el libro se
encuentre, pero, a la vez, deben ser motivantes para que, encontrado el libro,
uno se interese por leerlo.
Otro elemento es que las pistas que se den
deben obligar a hojear el libro, a leer algo, para poder identificarlo, y no
dar pistas sobre su título o autor. Éstas vendrán más adelante en el caso de
que no se encuentre el libro.
Se pueden dar pistas de varios libros a la
vez, para que sea más sencillo, ya que cuando hojeas un libro descubres si es
uno de los libros en juego. También puede ser bueno acotar la temática y que el
libro esté en la biblioteca.
Si se dice que es una novela que está en la
biblioteca, el número de ejemplares se reduce, o si es una obra poética.
En función del nivel de los alumnos se debe
centrar más o menos la actividad. Hay que ser hábiles con las pistas para
poder, en un momento dado, dar pistas más fáciles, para que se encuentre.
Tras dar una pista, pasados un par de días se
pueden pedir nombres de libros que encajen con esa pista e irlos apuntando para
ir descartando. Es conveniente que, cuando se proponga un libro que puede ser
el del juego se diga por qué, y que el alumno cite el párrafo en el que se basa
o la razón que le ha llevado a pensar en ese libro.
Una vez descubierto el libro, es bueno hablar
un poco de él. SI las pistas han sido intrigantes y atractivas, habremos abonado
el terreno para su lectura completa. No se trata de que no encuentren el libro,
sino de que lo encuentren.
Con los que mejor funciona esta actividad es
con los libros de poesía, ya que son de más fácil lectura.
Tienes aquí un ejemplo: mira las pistas y
trata de adivinar.
8. Concursos de lectura
Se trata simplemente de organizar un concurso
en el que se parte de la lectura de un libro y, en base a la realización de un
trabajo, se conceden premios.
Es importante que el trabajo que se pide no
resulte muy costoso de realizar ya que, en ese caso, puede desanimar.
A la vez es importante escoger los libros
adecuados.
Puedes ver varios ejemplos de un concurso de
lectura de novela histórica.
A esta experiencia nos hemos referido en el
módulo 1 de este curso. Hemos preferido mantenerla tal cual la organizamos.
Si te fijas y prestas atención al trabajo
solicitado, éste es, seguramente, excesivo y de ahí derive la falta de trabajos
entregados (aunque no de libros leídos, como dijimos).
Todas estas actividades parten de leer, aunque
persiguen otro fin. Si escogemos bien las lecturas, estaremos creando una
oportunidad para que éstas les gusten y, así, al final de la actividad habrá
alguien que diga que fue interesante el libro, la poesía, la revista o el
artículo de prensa.
Sin embargo, no es conveniente abusar de estas
actividades, ya que al final se puede generar el efecto contrario.
Hay que saber apreciar si es conveniente o no
hacerlas.
Pueden tener sentido en un aula con un muy
bajo índice lector, pero no en un aula en la que detectemos que yahay un número
importante de alumnos que leen.