Recientemente se ha comenzado a
utilizar el diagnóstico de Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad
TDAH para designar un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad,
impulsividad o inhibición, que es más frecuente y grave que el observado
habitualmente en sujetos de un nivel de desarrollo similar (DSM IV).
Nosotros vamos a utilizar la
nomenclatura tradicional para la comprensión del síndrome y el manejo escolar
del trastorno.
Así, la Hiperactividad, es un
trastorno del, comportamiento que se diagnostica en edades muy tempranas y que
en los ambientes educativos, se hará patente en Educación Infantil y Primaria.
Algunos estudios recientes estiman que si incidencia está entre un 3 y un 5 por
ciento, en edad escolar, con una mayor presencia en niños. No existe déficit
intelectual, ni lesiones cerebrales conocidas, o sensoriales, tampoco se puede
afirmar que las condiciones sociaoambientales sea muy deficitarias.
Los problemas en el contexto escolar
serán los predominantes. Al tener dificultades para mantener la atención, no
suelen prestar atención continuada ni al profesor ni a las tareas propuestas,
abandonando su asiento y entorpeciendo el trabajo del resto de los niños. Sus
trabajos individuales son desorganizados; muestran una gran dificultad para los
debates y seguimiento de las actividades del grupo. Normalmente su conducta es
disruptiva y molesta, entorpeciendo el desarrollo y el ritmo normal de la
clase.
1. Características
Las más admitidas son las descritas por BARKLEY
(1983):
-
Excesiva actividad motriz.
-
Déficit atencional.
-
Impulsividad o falta de
autocontrol.
-
Coordinación vasomotora pobre.
-
Aparición en los primeros años de
vida.
-
Generalización del comportamiento
a diversas situaciones o ambientes.
-
Discrepancias entre el desarrollo
cognitivo y el autocontrol.
-
No responden a déficits neuronales
o sensoriales.
-
Tendencia al fracaso escolar.
-
Lectura pobre.
-
Memoria escasa.
-
Asociadas, encontramos:
agresividad, labilidad emocional, negativismo y dificultades de aprendizaje.
2. Identificación
Observación sistemática del comportamiento por
padres y maestros, a fin de realizar una comprobación de los comportamientos en
casa y en el colegio u otros lugares. Es frecuente que el niño actúe de forma
similar en casa y en la escuela.
Criterios diagnósticos del DSM-IV, basados sobre las
variables fundamentales de:
a) Inatención:
-
Fallos en los detalles y descuidos
en las tareas escolares, trabajos u otras actividades.
-
Dificultades para mantener la
atención en tareas y juegos.
-
A menudo no parecen oír cuando se
les habla.
-
Dificultades para seguir las
instrucciones y terminar los trabajos o tareas escolares.
-
Dificultades para organizar tareas
o actividades.
-
Resistencia a realizar tareas que
requieren un esfuerzo mental sostenido.
-
Suelen perder cosas o elementos
necesarios para sus trabajos o actividades.
-
A menudo se distraen con el más
mínimo estímulo.
-
Olvidadizos para las actividades
diarias.
b) Hiperactividad
-
Suelen agitar las manos o los
pies, o retorcerse en su sitio.
-
Abandonan frecuentemente su sitio
en clase cuando se espera que permanezcan en él.
-
Suelen correr o escalar en
situaciones en las que es inapropiado.
-
Dificultades en implicarse en
juegos y actividades que conlleven tranquilidad.
-
A veces hablan excesivamente.
c) Impulsividad
-
En el contexto escolar, tienen
dificultades para esperar su turno; suelen interrumpir a otros; responden antes
de terminar la pregunta; interrumpen bruscamente las tareas; muy susceptibles a
la crítica, no escuchan los mensajes completos, etc.
-
No reflexionan antes de actuar;
actúan sin pensar en las consecuencias.
-
Dificultades para evaluar
resultados de su comportamiento e incidencia en los otros.
-
Respuesta excesivamente rápida al
entorno en diferentes ambientes.
3. Evolución
Desde pequeñitos, tendrán problemas con la
alimentación, el sueño, la movilidad… manifiestan inquietud excesiva, rabietas
frecuentes, negativismo, etc., en GRADO EXCESIVO. Su comportamiento supone
siempre un serio problema en las relaciones en el marco FAMILIAR. Los padres se
muestran temerosos e impotentes para atender adecuadamente al niño, lo cual
puede llevara a un aislamiento social del niño.
En la Educación Infantil, suelen aparecer los
síntomas o los comportamientos mencionados a nivel familiar y entorpecerán el
ritmo de juego y actividad normal del aula y de los espacios comunes (recreos,
comedor, etc).
En Primaria, persisten los síntomas primarios y
aparecen perturbaciones secundarias que afectan sobre todo a la capacidad de
aprendizaje y rendimiento escolar y al establecimiento de relaciones interpersonales
positivas. Aparecen sensaciones de fracaso continuado, lo que le provocan la
desvinculación de los objetivos escolares y a veces del grupo de compañeros.
Tiende a provocar el rechazo de los COMPAÑEROS, por
lo que se reducen mucho sus relaciones y disminuyen las experiencias formativas
con el grupo de iguales; baja su autoestima y la aceptación de sí mismo lo que
agravará aún más el/sus problemas.
En la ADOLESCENCIA, se agudizan estas
características secundarias y aparecerán conductas antisociales al mismo tiempo
que se deteriora más la autoestima. Al aparecer los problemas de identidad,
rebeldía, etc., propios de la adolescencia se convertirán en sujetos de riesgo
para la entrada en la marginación, la delincuencia y las adicciones. En otros casos,
y si se ha intervenido adecuadamente en el sujeto, se podrá producir una
adaptación social. A veces habrá que tener en cuenta algunas dificultades
secundarias debido a los retrasos escolares y déficits de experiencias en el
desarrollo con el grupo de iguales.
4. Etilogía
Encontramos diversas causas en función de la
perspectiva que utilicemos para el análisis de las mismas. Las variables
intrasujetos han sido las más estudiadas (Anastopoulos y Barkley, 1988). Las
variables ambientales parecen modular la severidad del trastorno pero
constituir un factor causal claro.
A) Perspectiva evolutiva:
los factores hereditarios corroborados en estudios con animales y en la mayor
tasa de aparición en familiares de primer grado de los sujetos con
hiperactividad. Hay estudios que sugieren una mayor prevalencia de trastornos
de ansiedad, dificultades de aprendizaje y conducta antisocial en familias de
niños hiperactivos. Otros estudios aseguran que los hijos de padres
hiperactivos, tienen un riesgo del 50% de sufrir el trastorno.
B) Perspectiva neurológica:
los factores neurológicos son los que se han propuesto con mayor frecuencia
para la explicación del trastorno. Las primeras descripciones, aceptan una
etiología de base orgánica, pasando a considerar la existencia de un tipo de
“Lesión Cerebral Mínima” (Strauss y Lehtinen, 1947). Posteriormente, se pasó a
denominar “Disfunción Cerebral Mínima” (Wender, 1971). Actualmente, Berkley y
Anastopoulus (1988), describen evidencia de baja actividad en regiones
corticales y subcorticales específicas. También se maneja la hipótesis de
deficiencias en ciertos neurotransmisores como la dopamina y norepinefrina.
Esta última hipótesis, se asentaría en la eficacia de psicoestimulantes en el
tratamiento, que aumentan los niveles de los neurotransmisores implicados. Se
describe una mejora en el control de la actividad y la motricidad y un aumento
de la atención.
C) Perspectiva ambiental:
no existe una investigación contrastada acerca de considerar factores
desencadenantes a las carencias nutricionales, intoxicaciones prenatales,
alergias a aditivos, etc… A pesar que las variables intrasujetos están
consideradas como factores primarios, no cabe duda de que el entorno familiar y
educativo en que se desenvuelve el niño tiene un peso importante en el
desarrollo y mantenimiento de esta conducta. Estilos interactivos familiares
inadecuados, agresivos contradictorios, violentos, y condiciones de vida
precaria, parecen tener valor en la consideración del trastorno, pero no existe
evidencia empírica.
Es necesario tener en cuenta los Factores
psicopedagógicos. La planificación inadecuada de los contenidos y exigencias
escolares, pueden afianzar o facilitar patrones de conducta hiperactivos, pero
no causarlos. No obstante, será necesario tenerlos en cuenta por la importancia
que tiene para el sujeto la inclusión en el grupo de iguales y el desarrollo
conjunto con el grupo social, y por la respuesta del entorno a las dificultades
del sujeto, que pueden contribuir a aislarle aún más o ayudarle en la superación
de los problemas. Será importante la vigilancia de estas variables por la
implicación en la desmotivación e idea de fracaso que suelen llevar aparejadas.
5. Implicaciones
educativas
Dentro de la concepción multidimensional del
Trastorno Bio-Psico-Social, el Tratamiento también habrá de contemplarse así.
De este modo, el niño hiperactivo, diagnosticado en las primeras edades tendrá
probablemente un tratamiento farmacológico, apoyo familiar, tratamiento
psicológico y necesitará atención educativa especial.
A) Intervención psicológica. (Programas
individualizados)
- Autosugestión.
- Modificación de conducta.
- Biofeedback.
- Relajación.
- Psicoterapia.
B) Estrategias Educativas de aplicación en el aula.
-
Estructuración de tareas (pocos
elementos y significativos, selección previa de estímulos relevantes, grupos de
trabajo reducidos y seleccionados por el profesor, ayuda en las tareas por el
profesor o los compañeros, etc).
-
Adaptaciones curriculares.
-
Apoyo en la organización y
programación de actividades y normas de clase.
-
Aulas de apoyo y refuerzo de los
aprendizajes.
-
Vigilancia del comportamiento de
rechazo por parte de los compañeros (inclusión en el grupo y en los objetivos
de la clase de modo cooperativo).
-
Secuenciación de objetivos y establecimiento
de metas reales para evitar la frustración.
-
Registro de seguimiento de los
avances y las dificultades.
-
Información y trabajo coordinado
con los padres en la consecución de objetivos escolares o no.
-
Realización de actividades
beneficiosas para el entrenamiento en hábitos de tranquilización afectiva
(juegos, relajación en grupo, dinámica de grupos, etc.)
-
Utilización del cuerpo en las
actividades y juegos de manera prioritaria, siempre que sea posible. Apoyo de
la participación activa.
-
Coordinación con los profesionales
que trabajen con el niño pertenezcan al entorno escolar o no. Seguimiento y
apoyo de diversos programas de entrenamiento (habilidades sociales, de
competencia social, de asertividad y autoestima, etc)
-
Vigilancia del espacio de la clase
y de los comunes del centro y utilización de los mismos para beneficiar el
desarrollo de la atención y de la relajación con iguales, procurando que de
esto sea consciente el mismo alumno.
FUENTE | El manual de Supernanny, Ed: El Pais, 2007