Cuando los niños presentan este tipo de miedo, los padres suelen actuar diciendo: "Vete ahora que está entretenido, corre, que no sé de cuenta". Con esto agravan el problema ya que a la sorpresa de encontrarse sin su madre o su padre se une el enfado por el engaño.
El niño tiene que aprender a despedirse y a entender que sus padres volverán cuando hayan terminado de hacer sus cosas. De lo contrario, se convertirá en guardaespaldas de sus mayores y no les dejará ni a sol ni a sombra.
Algunos niños temen que a los padre les pase algo durante su ausencia. Despedirse y contarles lo que van a hacer les tranquilizará. Se sugiere el siguiente procedimiento:
- El primer paso consiste en dejarle con una persona muy familiar, con la que le guste estar. Hay que empezar en casa, que es un espacio que el pequeño conoce y donde está seguro.
- El padre o la madre se despiden y le dicen lo que van a hacer en el tiempo que no estarán con él: "Voy a comprar y vuelvo en un rato. Te quedas jugando con la tía y luego me cuentas qué has hecho". A continuación deben irse sin prestar atención a la reacción que tenga el niño. A la vuelta, lo primero será preguntarle lo que ha hecho, reforzando su comportamiento con alguna frase del tipo: "¡Qué bien te lo has pasado jugando con tu tía!".
- Hay que hacer mucho hincapié en la variable tiempo: si el pequeño reacciona escandalosamente a la despedida, no debemos tardar en volver más de 10 minutos la primera vez. A partir de ahí, iremos aumentando el tiempo. El criterio lo marcarán sus reacciones en la despedida; si se produce con tranquilidad, podemos retrasar la vuelta.
- Iremos combinando el tiempo con la dificultad de la situación, esto es, podemos pedirle a la persona que le cuida que vaya con él a un parque cercano o a casa de algún amigo, con el fin de que las actividades que lleve a cabo en ese tiempo sean divertidas para él.
FUENTE | El manual de Supernanny, Ed: El Pais, 2007
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