Las manías están relacionadas con la ansiedad. Una
manía es algo que realiza un niño con el fin de disminuir una ansiedad que
puede estar provocada por un miedo o cualquier otra emoción.
Casi todos tenemos alguna manía que arrastramos
desde la infancia, de manera que si los adultos contamos con “malos hábitos
adquiridos”, no es raro que los niños también los tengan.
Las manías son conductas que se repiten muy a menudo
y que ayudan al niño a controlar ciertos sucesos extremos, o bien le sirven
para relajarse. Entre las manías más frecuentes en la infancia están chuparse
el dedo, morderse las uñas y los dedos, rascarse, dar cabezazos, balancearse,
hurgarse la nariz, hacer movimientos rítmicos y enrollarse el pelo. Estos
hábitos no suelen molestar al niño, sino todo lo contrario: le producen placer.
Sin embargo, si desagradan a los padres, que utilizan todos los medios
disponibles para intentar suprimirlos. A veces, sin darse cuenta, pueden llegar
a fomentar las manías debido a su atención e insistencia constante en que el
pequeño las abandone. Con esto no queremos decir que si se opta por ignorar el
mal hábito, éste termine por desaparecer, sino que prestarle atención ayuda a
que se repita de forma más frecuente. Por tanto, evitar esta actitud es el
primer paso para ponerles fin.
Cuando estos hábitos se prolongan en el tiempo, el
niño puede parecer más pequeño de lo que realmente es, ya que tiene
comportamientos típicos de edades inferiores. Por ejemplo, si se chupa el dedo
puede que en el colegio le llamen “niño pequeño” o “bebé”. Hay padres que
también utilizan estas mismas argumentaciones con el propósito de poner fin a
la manía: “Te chupas el dedo como tu hermano pequeño”. Al contrario de lo que
pretenden, sus frases provocan más ansiedad en el niño y, como consecuencia,
éste tiende a reiterar su hábito.
FUENTE | El manual de Supernanny. Ed: El Pais, 2007
FUENTE | El manual de Supernanny. Ed: El Pais, 2007
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