La asertividad es una capacidad de expresar en todo momento lo que sentimos y lo que pensamos. Existen diversos tipos de respuestas y en un extremo están los niños que actúan de forma más agresiva, quieren tener razón siempre, se enfadan con los demás si no hacen lo que ellos quieren e insultan: son los monstruos. En el otro extremo están los niños pasivos, a los que les es difícil hacer amigos, les cuesta saludar, no hacen cumplidos ni piden favores: son los ratones.
En el caso de que nuestro hijo sea un poco ratón o un poco monstruo, tenemos que ayudarle a reconocerse como tal. Hay que explicarle lo que es un niño ratón y lo que es un niño monstruo; ello le ayudará a clasificar el comportamiento de sus amigos, familiares o hermanos en estas dos categorías.
"¿Quién de tus amigos es un monstruo? ¿Y quién un ratón?".
Una vez identificado le podemos ayudar a cambiar enseñándole, las habilidades necesarias para ser un niño asertivo. Los juegos en los que se fingen situaciones de la vida real, en los cuales el niño tiene que relacionarse con los demás iniciando conversaciones, saludando, compartiendo cosas o haciendo cumplidos, son muy útiles para enseñarle habilidades sociales.
Hay casos en los que es necesaria la intervención de profesionales adecuados para ayudar al niño a tener relaciones sociales exitosas. Los grupos en los que se enseñan habilidades sociales pueden ser una buena solución si el pequeño se resiste o se estanca en el aprendizaje.
Los niños asertivos no son monstruos ni ratones. Buscan solución a los conflictos que les plantean las relaciones sociales teniendo en cuenta su efecto sobre los otros.
FUENTE | El manual de Supernanny, Ed: El Pais, 2007
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