Fuente Imagen | Banco imágenes INTEF |
En una noche
clara, lejos de las luces de la ciudad, se divisa una franja de neblina
luminosa que atraviesa una gran extensión del firmamento. Esta neblina se llama
Vía Láctea y tiene el aspecto de una gigantesca nube de estrellas situadas muy
próximas entre sí. En realidad, las estrellas se encuentran separadas por
distancias de miles de millones de kilómetros, pero hay tantas que, de lejos,
parecen una nube resplandeciente.
Esta nube está
formada por una inmensa acumulación de estrellas que recibe el nombre de
galaxia. La galaxia en que nosotros vivimos sse conoce por el nombre de Vía
Láctea y está compuesta por más de cien mil millones de estrellas. La franja
luminosa que divisamos en el firmamento es sólo una parte de nuestra galaxia,
ya que ésta es tan inmensa que no la divisamos entera. Nuestra galaxia, vista
de perfil, tiene forma de torta aplastada, abultada en el centro; vista desde
arriba parece un remolino. Todas las estrellas que divisamos esparcidas en el
firmamento pertenecen a la Vía Láctea, y son solamente las más cercanas.
Nuestro Sol es
una de las estrellas que componen esta galaxia. No se halla situado en el centro
de la galaxia, sino que se encuentra, por así decirlo, en el borde de la torta.
A causa de nuestra situación, no podemos divisar todas las estrellas que
componen la Vía Láctea.
De igual modo que
la Tierra gira alrededor del Sol, el Sol y las demás estrellas giran alrededor
del centro de la galaxia. La galaxia es tan inmensa y el Sol se halla tan
alejado de su centro, que el Sol tarda 200 millones de años en efectuar un giro
completo.
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