Fuente Imagen | mundanzascrespo.com |
Cuando la mudanza implica un cambio de país se añaden algunos factores desestabilizadores, como el idioma, el horario o la cultura. Todos ellos pueden hacer que el proceso de adaptación se convierta en algo un poco más dificultoso que el cambio de barrio o de ciudad. En estos casos el tiempo necesario para adaptarse a la nueva vivienda y al entorno será, evidentemente, mayor.
La actitud de los padres cobra importancia en el proceso, ya que si uno de ellos no está muy convencido del cambio o manifiesta abiertamente rechazo, el pequeño se sumará a su postura, creando tensión en la familiar.
Es normal que un niño se oponga a una mudanza: se trata de un cambio difícil y tiene varias consecuencias. Por muy claro que se lo expliquemos y por mucho que se hable de los temores de cada uno, de las expectativas, de las dudas, en algunas ocasiones los niños pueden tener dificultades a la hora de dormir y en los estudios, cambios de humor o tristeza.
El apoyo de los padres es importante para facilitarles el periodo de adaptación. Pero el exceso de protección en estos casos puede llevarles a encerrarse más en sí mismos y en su familia y dificultarles la adecuación al nuevo medio.
FUENTE | El manual de Supernanny. Ed: El Pais, 2007
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